Balandro yo

Balandro yo
EL BALANDRITO, J. SOROLLA
"Regálate como poidas, leutor, e non che digo máis".
A. R. Castelao, Un ollo de vidro.



"-Yo sé quién soy -respondió don Quijote (...)"
Miguel de Cervantes







lunes, 4 de febrero de 2019

LITERATURA UNIVERSAL: RENACIMIENTO Y BARROCO



Emplearemos esta entrada para leer en clase algunos fragmentos de obras fundamentales del Prerrenacimiento italiano y del Renacimiento y Barroco de la literatura europea.

DANTE ALIGHIERI: DIVINA COMEDIA.

La obra completa podemos encontrarla en la biblioteca cervantes:

http://www.cervantesvirtual.com/obra/la-divina-comedia-2/


Y aquí un esquema visual sobre el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso:

https://laexuberanciadehades.files.wordpress.com/2014/06/infierno-de-dante.jpg

https://elcastillodekafka.files.wordpress.com/2012/11/purgatorio-y-paraiso.gif




JOHN MILTON: EL PARAÍSO PERDIDO.

Lo primero que haremos será leer la reseña que sobre este libro aparece en Revista de Libros:



FRANCESCO PETRARCA: CANCIONERO.



PETRARQUISTAS:

Crin de oro crespo y de ámbar terso y puro
que ondea y vuela al viento entre la nieve,
suaves ojos más que el sol radiantes
que hacen la noche oscura un claro día.

Risa que aquieta un áspero penar
rubíes, perlas, de donde tan dulces
palabras salen, que otro bien no quiere;
mano que me ata y roba el corazón.

Cantar, igual que la armonía celeste,
juicio maduro en la más verde edad,
gracia no vista nunca entre nosotros, 

juntas suma beldad y honestidad
fueron yesca en mi fuego, y son en vos
gracias que a pocas les concede el cielo.

PIETRO BEMBO (1470-1547). Italia. Será el verdadero codificador del lenguaje petrarquista.

...

Cuando hayan estas luces y guedejas
perdido el oro y las ardientes chispas,
y las hirientes armas de los ojos
haya domado y despuntado el tiempo,

frescas verás mis yagas, no extinguidos
lo mismo que tus llamas, mis ardores;
y aún alzaré esta voz, los amorosos
acentos renovando con tu nombre.

Y tal pintor que enmienda los estragos
del tiempo, mostraré en mis altos versos
tus bellezas en nada marchitadas.

No sanan las heridas de la espada
despuntada, y la yesca prende un fuego
que vive aun si se extingue quien lo enciende.

TORCUATO TASSO (1544-1595). Italia. Presenta en este poema un tratamiento del paso del tiempo muy distinto al tópico del carpe diem tratado por otros autores.

...

Veo una dulce luz con vuestros ojos
que ver no puedo con los míos ciegos;
llevo con vuestros pies un peso encima
que con los míos cojos no acostumbro.

Con vuestras alas vuelo yo sin plumas,
con vuestro ingenio soy movido al cielo,
pálido y rojo soy a vuestro arbitrio,
frío al sol y caliente en fría bruma.

Vuestro deseo es solo mi deseo,
mis pensamientos vuestro pecho forja
y están en vuestro aliento mis palabras.

Como la luna a solas yo parezco,
que en el cielo no pueden ver los ojos
sino tan solo cuando el sol la enciende.

MIGUEL ÁNGEL BUONAROTI (1475-1564). Soneto bellísimo, dedicado al joven Tomaso Cavalieri. 

...

Esta es, Tirsis, la fuente do solía
contemplar su beldad mi Filis bella;
este el prado gentil, Tirsis, donde ella
su hermosa frente de su flor ceñía.

Aquí, Tirsis, la vi cuando salía
dando la luz de una y otra estrella;
allí, Tirsis, me vido, y tras aquella
haya se me escondió, y así la vía.

En esta cueva de este monte amado
me dio la mano, y me ciñó la frente
de verde yedra y de violetas tiernas.

Al prado, y haya, y cueva, y monte, y fuente
y al cielo esparciendo olor sagrado,
rindo de tanto bien gracias eternas. 

FRANCISCO DE LA TORRE (¿1534-1594?). España. En este poema el petrarquismo se mezcla con el bucolismo propio de la égloga. 

...

_¿Cuál es la causa, mi Damón, que estando
en la lucha de amor juntos, trabados,
con lenguas, brazos, pies y encadenados
cual vid que entre el jazmín se va enredando,

y que el vital aliento ambos tomando
en nuestros labios de chupar cansados
en medio a tanto bien somos forzados
llorar y suspirar de cuando en cuando?

_Amor, mi Filis bella, que allá dentro
nuestras almas juntó, quiere en su fragua
los cuerpos ajuntar también tan fuerte,

que no pudiendo, como esponja el agua,
pasar del alma al dulce amado centro,
llora el velo mortal su avara suerte.

FRANCISCO DE ALDANA (1537-1578). España. Su obra fluctúa en torno al amor, el bucolismo, la exaltación patriótica y religiosa, y la mística. 

...

Quien quiera ver cómo un Dios me derrota,
cómo me asalta y se hace vencedor,
cómo recibe gloria de mi afrenta
y mi pecho rehiela y reenardece;

quien quiera ver un mocerío presto
a seguir vanamente su desdicha,
que me venga a leer; y verá el daño
y el rigor del arquero que me doma.

Sabrá también qué puede la razón
contra su arco, cuando esclavo suyo
quiere que sea nuestro corazón.

Y verá cuán feliz soy de tener
en mi costado el amoroso dardo
lleno de la ponzoña que me mata.

--

Cuando seas anciana, de noche, junto a la vela
hilando y devanando, sentada junto al fuego,
dirás maravillada, mientras cantas mis versos:
"Ronsard me celebraba, cuando yo era hermosa".

Ya no tendrás sirvienta que tales nuevas oiga
y que medio dormida ya por la labor
se despierte al oír el sonido de mi nombre,
bendiciendo el tuyo con inmortal alabanza.

Yo estaré bajo tierra, y fantasma sin huesos
reposaré junto a la sombra de los mirtos,
y tú serás una anciana junto al hogar encogida.

Lamentando mi amor y tu desdén altivo.
Vive, créeme, no aguardes a mañana:
Coge desde hoy las rosas de la vida.

PIERRE DE RONSARD (1524-1585). Francia. Integrante de "la Pléyade", siete jóvenes poetas franceses del siglo XVI. 

...

Pintado por Natura el rostro tienes
de mujer, dueño y dueña de mi amor;
y de mujer el corazón sensible
mas no mudable como el femenino;

tus ojos brillan más, son más leales
y doran los objetos que contemplas;
de hombre es tu hechura, y tu dominio roba
miradas de hombres y almas de mujeres.

Primero te creó mujer Natura
y, desvariando mientras te esculpía, 
de ti me separó decepcionándome
al agregarte lo que no me sirve.

Si es tu fin el placer de las mujeres,
mío sea tu amor, suyo tu goce.

WILLIAM SHAKESPEARE (1564-1616). Inglaterra. En la línea de Miguel Ángel, pero desprovisto de su carga platonizante, y de carácter más marcadamente sensual. Adviértase la métrica del soneto inglés y ciertos elementos irónicos en el tratamiento del tema. 

...

Por cada hora que ahora me concedas, te entregaré, 
Dios usurero del Amor, a ti, veinte, 
cuando a mis cabellos negros los grises sean iguales.
Hasta entonces, Amor, deja que mi cuerpo reine, y deja
que viaje, me quede, aproveche, intrigue, posea, olvide;
la del año anterior retorne, y piense que aún no nos
conocíamos. 

JOHN DONNE (1572-1631). Inglaterra. Creador de la escuela de los "metafísicos" (llamada así porque reflexiona sobre la angustia del hombre ante la muerte, sobre el amor y la fe religiosa). Su poesía es considerada extravagante por sus contemporáneos, a quienes asombran sus inicios abruptos. Precisamente, esta estrofa que recogemos es el comienzo del poema Usura de amor. En él, el poeta ofrece un pacto al Amor para que le deje disfrutar al máximo de sus goces antes que le llegue la vejez.

...


GIOVANNI BOCCACCIO: DECAMERÓN.



FRANÇOIS RABELAIS: GARGANTÚA Y PANTAGRUEL.



BALTASAR CASTIGLIONE: EL CORTESANO.

"El enamorado que ama teniendo la razón por fundamento conoce que, aunque la boca sea parte del cuerpo, todavía por ella salen las palabras que son mensajeras del alma, y sale asimismo aquel intrínseco aliento que se llama también alma; y por eso se deleita de juntar su boca con la de la mujer a quien ama, besándola no por moverse a deseo deshonesto alguno, sino porque siente que aquel ayuntamiento es un abrir la puerta a las almas de entrambos, las cuales, traídas por el dedo la una de la otra, se traspasan y se transportan por sus conformes veces la una también en el cuerpo de la otra, y de tal manera se envuelven en uno, que cada cuerpo de entrambos queda con dos almas, y una sola compuesta de las dos rige casi dos cuerpos; y por eso el beso se puede más aína decir ayuntamiento del alma que del cuerpo: porque tiene sobre ella tanta fuerza que la trae a sí y casi la aparta del cuerpo; por esta causa todos los enamorados castos desean el beso como un ayuntamiento espiritual; y así aquel gran Platón, divinamente enamorado, dice que besando una vez a su amiga le vino el alma a los dientes para salirse ya del cuerpo; y porque el separarse el alma de las cosas sensibles y bajas y el juntarse totalmente con las inteligibles y altas puede ser sinificado por el beso, dice Salomón en aquel su divino libro de los Cánticos: "Béseme con el beso de su boca", por mostrar deseo grande que su alma sea arrebatada por el amor divino a la contemplación de la hermosura celestial, de tal manera que, juntándose con ella entrañablemente, desampare su cuerpo".

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"Habéis de saber, señores, que este nuestro Cortesano, a vueltas de todo lo que he dicho, hará caso que sea músico; y demás de entender el arte y cantar bien por el libro, ha de ser diestro en tañer diversos instrumentos. Porque, si bien lo consideramos, ningún descanso ni remedio hay mayor ni más honesto para las fatigas del cuerpo y pasiones del alma que la música, en especial en las cortes de los príncipes, adonde no solamente es buena para desenfadar, más aún para que con ella sirváis y deis placer a las damas, las cuales de tiernas y de blandas fácilmente se deleitan y se enternecen con ella. Por eso no es maravilla que ellas en los tiempos pasados y en estos de ágora hayan sido comúnmente inclinadas a hombres músicos y holgado extrañamente con oír tañer y cantar bien". 

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"Acudió a esto miser Roberto de Bari, diciendo: Sin ninguna duda esta Dama hecha por el señor Manífico es perfetísima; pero todavía me parece que si siguiese sus consejos en estas postreras condiciones que toca a lo de los amores, quedará algo corta, porque según me parece, él quiere que ella, ni con las palabras, ni con el gesto, ni con los ademanes, dé a su servidor ninguna esperanza, sino que le traiga del todo desesperado; y esta manera destruye todo el fundamento de los amores; porque no hay quien no sepa que nuestros deseos no se estienden a aquello de que no se tiene esperanza; y puesto que se hallen algunas mujeres que, con la presunción de valer mucho y de ser muy hermosas responden desabridamente a sus servidores y luego a las primeras palabras los desesperen, todavía tras esto son más tratables, y con un mirar blando y un buen gesto los recogen de manera que con la blandura de las obras o ademanes templan en parte la dureza de las palabras; pero si esta dama quitare con el gesto, con las palabras y después con las obras, de raíz toda esperanza, por cierto creo yo que, si el cortesano no fuere necio, no la amar; así ella habrá de quedar por fuerza con esta imperfición de no tener quien ande enamorado de ella". 



MICHEL DE MONTAIGNE: ENSAYOS.


"Se alcanza una maravillosa claridad para el juicio humano con la frecuentación del mundo. Vivimos como encerrados en nosotros mismos, y nuestra vida muchas veces no ve más allá de nuestras narices. Preguntado Sócrates por su patria, no respondió soy de Atenas, sino del mundo. Como tenía una imaginación vasta y penetrante, abrazaba el universo como si se tratase de su pueblo, extendiendo su conocimiento, sociabilidad y afecciones a todo el género humano, y no como nosotros, que solo extendemos nuestra mirada a lo que sentimos más próximo. Cuando las viñas se hielan en mi lugar, el cura considera que es la ira de Dios recayendo sobre el género humano (...). Al creer semejante cosa, olvidamos que peores males acontecieron, y que tampoco en las restantes partes del universo las cosas van tan mal en igual momento. Yo, a la vista de tantas licencias y desórdenes, aparte la impunidad dentro de la que se producen, considero que nuestras desdichas son dulces y plácidas. Aunque quien recibe el granizo sobre su cabeza piensa que la tempestad afecta a todo el hemisferio (...). Insensiblemente, todos caemos en el mismo error, que acarrea graves resultados y perjuicios. Mas quien se representa como en un cuadro esta amplia imagen de nuestra madre Naturaleza en su absoluta majestad, quien lea en su aspecto su general variedad constante, quien se considere, más que él mismo, todo un reino, como un trazo delicadísimo, solo ese estima y juzga las cosas de un modo adecuado a su importancia suficiente". 


ERASMO DE ROTTERDAM: ELOGIO DE LA LOCURA.





MAQUIAVELO: EL PRÍNCIPE.

"Es menester, pues, que sepáis, que hay dos modos de defendernos: el uno con las leyes y el otro con la fuerza. El primero es el que conviene a los hombres; el segundo pertenece esencialmente a los animales; pero, como a menudo no basta con aquel, es preciso recurrir al segundo. Le es, pues, indispensable a un príncipe el saber hacer buen uso de uno y otro enteramente juntos. Esto es lo que con palabras encubiertas enseñaron los antiguos autores a los príncipes, cuando escribieron que muchos de la antigüedad, y particularmente, Aquiles, fueron confiados en su niñez al centauro Quirón para que los criara y educara bajo su disciplina. Esta alegoría no significa otra cosa sino que ellos tuvieron por preceptor a un maestro que era mitad bestia y mitad hombre; es decir, que un príncipe tiene necesidad de saber usar a un mismo tiempo de una y otra naturaleza, y que la una no podría durar si no la acompaña la otra. (...)

Cuando un príncipe dotado de prudencia ve que su fidelidad en las promesas se convierte en perjuicio suyo y que las ocasiones que le determinaron a hacerlas no existen ya, no puede y aun no debe guardarlas, a no ser que él consienta en perderse. (...)

No es necesario que un príncipe posea todas las virtudes de que hemos hecho mención anteriormente; pero conviene que él aparente poseerlas. Aún me atreveré a decir que si él las posee realmente, y las observa siempre, le son perniciosas a veces; en vez de que, aun cuando no las poseyera efectivamente, si aparenta poseerlas le son provechosas. Puedes parecer manso, fiel, humano, religioso, leal y aun serlo; pero es menester retener tu alma en tanto acuerdo con su espíritu que, en caso necesario, sepas variar de un modo contrario.

Un príncipe, y especialmente uno nuevo, que quiere mantenerse, debe comprender bien que no le es posible observar en todo lo que hace mirar como virtuosos a los hombres; supuesto que a menudo, para conservar el orden de un Estado, está en la precisión de obrar contra su fe, contra las virtudes de humanidad, caridad, y aun contra su religión. Su espíritu debe estar dispuesto a volverse según que los vientos y variaciones de la fortuna lo exijan de él; y, como lo he dicho más arriba, a no apartarse del bien mientras lo puede, sino a saber entrar en el mal cuando hay necesidad". 


EL CÓDIGO DEL AMOR CORTÉS: 



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